¿Cómo se extrae un tornillo después de una antigua cirugía de tobillo?

2022-07-22 19:00:31 By : Ms. Jojo Zhu

Bien podríamos contestar que con un destornillador y no andaríamos desencaminados, pero la respuesta ni es tan sencilla y, ni mucho menos, se puede argumentar sin las sabias palabras de un cirujano traumatológico: “Como el paciente refiere dolor en el maléolo de la tibia al friccionar la cabeza de un tornillo de osteosíntesis con los tejidos blandos del tobillo, lo extraemos con cirugía mínimamente invasiva… y a casa paseando”

Miguel Ángel, un paciente que se sometió a un implante de condrocitos en la articulación de su tobillo derecho a principios del siglo XXI, ha regresado a la Clínica CEMTRO porque sufre un dolor intenso en la parte interna de su tobillo por culpa de un tornillo, que entonces le colocaron para sujetar las partes óseas seccionadas con el objetivo de acceder y reparar el cartílago dañado.

Para los doctores Pedro Guillén García y Tomás F. Fernández Jaén, junto a todo el equipo de quirófano, “la operación no solo resuelve definitivamente el problema del dolor al extraer la pieza de la osteosíntesis tibial, que ya ha cumplido su función de largo, sino que sirve para revisar la evolución natural del implante de condrocitos en la zona articular, todo un éxito de la ingeniería tisular”.

Pero antes de extraer el molesto tornillo transarticular, el profesor Pedro Guillén emplea técnica artroscópica para ver al detalle el cartílago reparado del paciente, que lleva casi dos decenios desarrollando su vida con normalidad: “Le vamos a hacer una artroscopia estándar ‘second look‘ y comprobaremos qué ha ocurrido con el parche de células de cartílago, como si fuera la llanta de una rueda de bicicleta”, dice.

El cartílago, estructura de tejido conectivo y fibroso, rico en colágeno y elastina, y sin vasos sanguíneos, recubre la parte distal y proximal de algunos huesos del cuerpo humano. Permite realizar movimientos elásticos en las articulaciones de los hombros, codos, muñecas, manos, cadera, rodillas, tobillos o dedos de los pies.

Su principal cometido es repartir las cargas generadas por los movimientos del cuerpo. El peso se amortigua en estas estructuras cartilaginosas, blandas, que pierden y recuperan su morfología constantemente.

Pero el cartílago se erosiona poco a poco y pierde flexibilidad con el paso del tiempo, hasta que los huesos se rozan, que es cuando aparece el dolor. La práctica deportiva, donde se dan con frecuencia las lesiones traumáticas, o ciertas enfermedades, como la osteocondritis disecante, que produce grietas, aumentan y aceleran el deterioro cartilaginoso.

Aún así, la experiencia del galeno murciano de Archena señala al tobillo como la zona cartilaginosa más robusta.

“Son la cadera y la rodilla las articulaciones que se dañan con mayor frecuencia. La prueba es que se realizan pocas prótesis de tobillo, ya que se tolera bien la imperfección músculo esquelética y el desgaste propio de la articulación”, opina.

Para regenerar estos cartílagos articulares, rotos o desgastados por el tiempo, la CEMTRO es un hospital de referencia, a la vanguardia mundial.

“Se realiza una biopsia de tejido de cartílago sano. Se cultiva la muestra recogida y se reproducen sus células… después de un mes de cuidados y mimos en el laboratorio se obtienen alrededor de veinte o treinta millones de células. En una segunda cirugía, se implantan estas células autólogas, del propio paciente, en el cartílago lesionado”, explica.

Los resultados del implante de condrocitos son excelentes: alrededor del 90% de los pacientes recuperan la movilidad y el 80% notan una gran mejoría en el dolor articular; incluso se logran resultados óptimos hasta en un 70% de pacientes en los que han fallado otras terapias.

El doctor Pedro Guillén emplea el artroscopio sin cables, patentado por la CEMTRO, para observar el resultado del implante de condrocitos en el tobillo derecho de Miguel Ángel.

“El  beneficio para el paciente se produce tanto en la escasa agresión física que se ocasiona sobre los tejidos del pie como en mejorar sustancialmente los tiempos de recuperación para que retome su rutina”, explica.

“Además, la artroscopia, catalizador de la cirugía mínimamente invasiva, nos permite observar la existencia de alguna lesión asociada a la inestabilidad, como la fibrosis, que podemos sanear o eliminar”, destaca el cirujano.

“El Jefe de la CEMTRO” comprueba dos cosas viendo las imágenes que le ofrece la artroscopia: que el implante de condrocitos en el cartílago del astrágalo fue, ha sido y es un completo éxito, pero que se ha generado fibrosis evolutiva, tejido sobrante, “como sucede en la zona de la parte interna de las cicatrices”, señala el doctor Fernández Jaén.

“Eliminamos la fibrosis con un instrumental quirúrgico específico del artroscopio, un rotor, que va comiéndose el tejido y sacándolo por un tubo mediante aspiración al exterior de la articulación. También, suprimiremos, de paso, algo de cartílago de la parte anterior de la tibia para ganar flexión dorsal”, detalla.

Entre mordisco y mordisco del rotor comiendo fibrosis, al doctor Fernández Jaén, traumatólogo jefe de la Unidad de Medicina Deportiva, se le nota su admiración por el doctor Pedro Guillén García.

“No solo porque es un gran jefe de equipo y él hace un gran equipo, a diferencia de un mal jefe de equipo, que no hace equipo , sino por su buen hacer profesional, humanidad y cercanía con los pacientes”, subraya antes de describir sobre una radiografía el porqué del dolor que sufre Miguel Ángel en su tobillo.

“El tornillo, que no molesta por la parte de la inserción intraósea, dentro del hueso, sí provoca dolor por la zona de su cabeza, que es prominente y duele cuando roza con las partes blandas del interior del tobillo o en la misma zona, por su exterior, cuando golpea contra algo, como su otro pie, la embocadura de una bota o la pata de una silla”.

Este tornillo formaba parte de la osteosíntesis -fijación de fracturas óseas- después de la osteotomía tibial -cortar una pieza ósea- necesaria en el caso de Miguel Ángel.

“Al seccionar un fragmento del maléolo interno para poder acceder a la zona del cartílago en el astrágalo, donde se realizó el implante de condrocitos, tienes que volver a unir los huesos al finalizar la cirugía”, explica.

El paciente, consciente durante la operación, ha dejado de sufrir. El tornillo ya está fuera de su tobillo. Se acabaron los malos recuerdos de antaño.

“Mañana -apunta el doctor Guillén-, ya podrá realizar carga parcial sobre su pie y podrá regresar a su casa andando si es su deseo”.

Al Dr. Pedro Guillén García solo le queda quitarse los  guantes de látex y dirigirse a otro quirófano de la CEMTRO para iniciar o participar en otra cirugía traumatológica. Este tobillo sin su tornillo ya es historia.

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